AÚN LA IMAGINO CON INTENSO ALBOROZO: Para vencer dragones, por Ancrugon




Flores, flores, flores…
el mundo,
inmenso campo de flores
y sólo una posee mi llave…
La vida es muy corta
para tan inmenso trabajo…




No,
no todos los horizontes
están para ser alcanzados…
En ocasiones, la distancia
hace crecer la belleza.





Era la calle de cal y luz,
de ventanas con flores
y balcones con recuerdos,
de puertas siempre abiertas
y rincones de manos y besos…





Con la magia de tu piel descubrí
una nueva forma de ver el mundo.

    
    Nadie debería morir nunca
sin haber recibido antes,
al menos,
un beso de amor.
Nadie…





Como la enredadera
querría crecer y crecer,
hasta envolverte toda.







Tan sólo deseo lo difícil
pues tú me pides lo imposible.








Enamorado de sí mismo,
el cielo dispersó las nubes
para contemplar su reflejo
en el lago,
y el lago se secó.





La amistad, como el tronco,
con los años crece y se reafirma…
El amor, como la corteza,
aunque frágil,
conduce la savia y alimenta…
Pero mi árbol,
para seguir vivo,
necesita de tu aliento y tu mirada.


Lo malo de algunas personas
es que son como el dinero:
tienen el valor que otras le ponen,
no lo que valen por sí mismos.






La niña no lo sabía…
De tanto estirar su brazo,
queriendo tocar la luna,
la manchó toda de rojo.
Y en el cristal de la noche,
sus dedos dejaron las huellas
de su primer fracaso…



Es difícil andar entre espigas
sin romper alguna,
marchar hacia el sol
sin abrir caminos a ninguna parte,
perder el compás y no esparcir semillas
que el viento arrastre.




Me asombro de sentirte,
tenerte tan cerca y a la vez tan lejos,
me asombro de lo que tu sola presencia
puede hacer en mis sentidos;
me asombro de seguir vivo
cada vez que me roza tu mano.




Esperar…
Una palabra que consume.
Esperar mientras la tarde declina
y se pierde el calor de tu presencia.
Esperar…
Un hecho angosto e inevitable.
Esperar mientras el vaho de mi aliento
desdibuja el reflejo de los cristales.


Imagino más de lo que veo…
Incluso lo que veo imagino…
Y la niebla fabrica fantasmas
al otro lado de la valla
que crece y crece
aprisionando mi voluntad.
Imagino…
Imagino…
Es la fuerza de los celos.

La única prisión,
mis temores.
La única frontera,
mis dudas.
Las únicas cadenas,
mis palabras.
Lo único infinito,
tu ausencia.
La única certeza,
tu calor.
El único final,
tu mirada.

Nada existe más allá de mi sombra,
ella lo abarca todo
pues jamás he logrado cruzarla.
Me persigue y por la noche
me acecha tras las farolas,
está celosa,
pero no de ti.
¿No te das cuenta cómo se une a la tuya
cuando estoy entre tus brazos?
Y no te imaginas cómo se acurruca
en mi pecho cuando te marchas…
Todo está en ella, sí, todo lo abarca.
Cuando se vuelva luz,
me habré ido.


La niebla lo cubre todo…
tu imagen se desvanece,
¿hacia dónde vamos?...
dudo cada paso del camino,
mis manos quieren aferrarse,
pero la roca se disuelve como el humo
y mis dedos solo se encuentran a sí mismos…
mis pies no hallan nada más que vacío.
Me pregunto qué hay verdad,
si todo esto tiene algún sentido…
y me responden gritos, dolor,
lamentos, miedo, confusión
y un odio viscoso y asesino.
Y del cielo cae la niebla
que va borrando el destino.
¿Estás ahí, amor?...
¿Sigues a mi lado o te has perdido?...

Hablemos de flores,
sí, y de paredes repletas de luz,
¿recuerdas?,
y de puertas abiertas
que invitaban a entrar,
y de sombras frescas y agua clara,
sí, sí, hablemos de flores sobre tu pelo,
y de golondrinas que manchaban
el azul insoportablemente puro,
y de las hojas esmeralda
que bailaban con la brisa,
sí, ¡por favor!, hablemos de ojos aún niños
de mirada sorprendida
ante ese placer nunca antes sentido,
de aquella inocencia que se escapaba
y ansiaba descubrir,
¿recuerdas?,
y de las primeras lágrimas de desengaño,
y del vacío inmenso
por un amor no correspondido,
sí, hablemos de aquellos dolores
que hoy dibujan sonrisas
de ternura en nuestros rostros arrugados,
y de aquellas canciones eternas
que aún despiertan secretos latidos
y el recuerdo del sabor de una piel joven
en los labios,
sí, hablemos de flores,
hablemos de pétalos lozanos,
orgullosos, decididos,
sí, amiga, hablemos de juventud…
¡Hace tantos años!...

Las palabras van cubriendo el camino,
crujen resecas e inertes
bajo el peso de los cuerpos,
se elevan en remolinos
de deseos reprimidos,
para amontonarse junto a algún tronco
cansado y abatido por el tiempo.
Las palabras van cayendo
desde labios como ramas
y se mezclan en alfombras al azar
del caprichoso dios del destino,
y llegará un día en que, desintegradas,
se tornarán en polvo de olvido.
Menos tu nombre,
tu no nombre no,
tu nombre vivirá en mí siempre verde…
y morirá conmigo.

Es arena…
Con suavidad envuelve,
acaricia y hace cosquillas,
pero ahoga.
Es arena…
Mantiene las huellas marcadas,
aunque pronto se desvanecen.
Es arena…
Levanta montañas
que quizá mañana ya no sean las mismas
ni estén ahí esperando.
Es arena…
Llega, te abraza y se apodera de tus sentidos
y penetra muy adentro,
y duele,
y se marcha cuando cambia el viento.
Es arena…
Sí, el amor es arena que se escapa
entre los dedos de tus manos.

Con sólo sentirte cerca
mis pesadillas se alejan.








Con un ojo basta…
Hay quien no necesita más
para hacer prisioneros.







Eres un pensamiento perdurable,
por mucho que lo intentase,
siempre quedaría algo tuyo adherido a mí.







El único jardín en el que quiero perderme
es al que me conduce tu mirada,
y la única geografía,
la de tu piel.






En silencio,
casi sin movimiento,
sin apenas roces,
se fue creando
tu imperceptible red
donde quedé atrapado…
Ojalá nunca me libere…



No hay más veneno
que aquel producido
por tu ausencia.







He buscado en la lógica
y no hay ninguna premisa
que pueda explicar el poder
de un sentimiento.






¿Cómo esconder lo que tú has creado
 y día a día alimentas?...
Quizá en el universo…






Las hadas hoy duermen en tu habitación
y tus sueños serán blandos y cálidos
como una caricia de verano.
Ojalá supiera crear para ti una canción
y cantarla a tu oído, en susurros,
acariciando tu mano.




“¿Qué es lo más bello de este mundo?”
Pregunté.
Y esperé…
esperé…
esperé…
pero sólo me respondió el silencio.




Hoy, al despertar, todo era niebla,
un muro,
un destino…
He gritado tu nombre,
una y otra vez, pero mi voz se ahogaba
entre ese manto oscuro
y sólo el silencio me ha respondido…



¿Cómo descubrir la belleza?...
Pues para empezar, lo primero,
tener la mirada limpia.







En las tardes grises no hay nada como una lectura luminosa…








Nada se parece tanto a una puesta de sol como verte marchar cada tarde.








Querría ser un tigre de peluche
para cazar tu corazón sin dejar heridas.








Tengo un patio escondido
donde guardo el aire fresco,
el rayo tibio,
la flor iluminada,
el aroma embriagado,
el leve roce y el beso robado…




Me llegó la melancolía en forma de brisa
y soñé que era verano,
pero la noche no se parecía en nada
a la sombra del sauce…
Temo olvidarte…





Puede dar miedo,
quizá inseguridad,
tal vez piense que mi vida
va a ser arrasada,
pero con sólo saber
que vas a estar a mi lado,
no importa el huracán de tu presencia.



Duerme tranquila, mi princesa,
aunque llegue la noche
no desaparecerán los recuerdos brillantes.







Hasta en los rincones más oscuros
te descubro momentos hermosos.








Cuando, a veces, descubro
un hueco en mi mente,
la cortina de luz
que por él penetra
me invita a seguir su camino,
pero nada…
yo a lo mío…
Hay quien no tiene remedio.


No hay muro ni distancia
que me impida entregarte aquello
que por destino o azar
es tuyo...






Me equivoqué…
Te buscaba en el horizonte
y no te veía:
estabas a mi lado.






Soy como el gato
que no envidia a las libélulas
por poder volar,
sino a las flores
porque ellas las rozan.





“Allá al fondo”, me decían,
“en el horizonte”, añadían,
“allí está tu meta”…
Lo que todos ignoraban
es que mi destino
está donde tu aliento acaba.




¡Cabe tanta ternura en una mano!...
Y tu magia me da el poder necesario
para vencer dragones.







Si Dios existiera,
seguro que despreciaría las religiones,
pues sería tan poderoso
que sería ridículo que se ciñera
a los miserables inventos de los hombres.





Y aquí estoy,
sobre el frío suelo,
acariciado por el gélido viento,
solitario en la noche,
pero lleno de esperanza
al soñar con tu calor.




Como amigo tengo mis defectos,
lo reconozco,
pero como enemigo
rayo la perfección.






“No hay como mirar al cielo
en una noche estrellada
para saber lo insignificantes que somos”… 
¡Qué tontería!...
¿Y lo importante que me siento
al saber que formo parte
de algo tan bello?...



No te canses en buscarme,
nunca me encontrarás,
¡he descubierto el lugar perfecto
para ocultarme!...
Me he mudado a un rincón de tu corazón…
nadie acostumbra a mirarse dentro…




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