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Mostrando entradas de septiembre, 2019

MIS AMIGOS LOS LIBROS: La luz que no puedes ver, de Anthony Doerr, por Ancrugon

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7 DE AGOSTO DE 1944 OCTAVILLAS Caen del cielo como una lluvia al anochecer, sobrevuelan la muralla, hacen piruetas sobre los tejados, revolotean sobre los barrancos y entre las casas. Calles enteras se mecen al ritmo de los destellos blancos sobre los adoquines. «Mensaje urgente para los habitantes de la ciudad —dicen las octavillas—. Salgan de inmediato a campo abierto». Sube la marea. En lo alto cuelga una luna pequeña, amarilla, creciente. Hacia el este, sobre los tejados de los hoteles que hay frente al mar y en sus jardines traseros, seis unidades de la artillería pesada norteamericana cargan proyectiles incendiarios en la boca de los morteros. La luz que no puedes ver.  Anthony Doerr (Inicio)  De vez en cuando se cruza en nuestro camino de lecturas una historia que se nos mete en el cuerpo para formar parte de nuestro bagaje de gratas experiencias y deseamos hablar de ello a todo el mundo, como si en vez de haber leído un texto, hubiéramos conocido a una per

Los asesinos del emperador, de Santiago Posteguillo, por Ancrugon

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La historia no tiene por qué repetirse, pero ya que el ser humano no progresa adecuadamente, como nos ponían en las notas de primaria cuando suspendíamos alguna asignatura, tenemos la sensación de lo contrario. Da lo mismo la cantidad de experiencias acumuladas, los innumerables tropiezos sufridos, el inmenso tesoro de enseñanzas almacenadas al cabo del tiempo, igual da la diversidad de pensamientos adquiridos o los avances tecnológicos o los descubrimientos conseguidos, nosotros seguimos empecinados en cometer, una y otra vez, los mismos errores y en considerarnos el centro de la creación y, si nos dejan, el Creador mismo. Así, por ejemplo, de los hechos narrados en Los asesinos del emperador han pasado casi dos mil años, pero todo, con unos simples cambios geográficos, permanece prácticamente igual: los poderosos oprimen y el resto se defiende como puede, para, en cuanto la suerte les sea propicia y si logran mantenerse vivos, pasar ellos mismos a ser opresores… Parece

LAS COSAS DE ALY: La Alicia del espejo, por Aly y Ancrugon

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Alicia llegaba tarde. La verdad es que el sentido de la puntualidad no es una de sus virtudes, pero aun así no acostumbra a retrasarse más de unos pocos minutos, sin embargo, aquella tarde ya sobrepasaba con creces la media hora. Le envié varios mensajes por el móvil sin respuesta alguna, lo que me causó un cierto estupor, mezcla de preocupación y enfado, que iba creciendo a medida que pasaba el tiempo, y cuando ya di por concluida la espera y me disponía a marcharme, apareció como un tornado... Y antes de que se me ocurriera emitir ni una sola queja, soltó toda una retahíla de justificaciones que me desarmaron por completo: - ¡Es que ya sabía yo que me iba a pasar esto!… ¡Siempre que salgo con mi madre a pasear, se nos hace tarde!… ¡Y mira que se lo digo, pero nada!... ¡Se enrolla como las persianas!... Y claro, yo tenía que ducharme, no iba a venir toda sudada… Pero como siempre mi hermanita se ha adelantado, porque dice que tardo mucho… Y es que yo no puedo darme una ducha a