CONVERSACIONES CON MI GATO: Miniaturas, por David de Molay.
Noche abrileña
Se cierra la noche abrileña entre encrucijadas y misterios mientras como
una góndola cruz en canal del cielo la luna envuelta en textura de pálida
plata, sin duda que es presagio de los amores que amparados por la oscuridad
burlan su propio destino.
Dejadme, alma cándida que me refugie en esta hora del eterno preámbulo
de la nacida noche y del alba que por venir toca.
Dejarme, que rendido a vuestros pies caiga este mortal que os suplica e
implora que escuchéis la desazón del corazón y del alma su razón; pues no hay
mayor gozo alguno, más sin duda debes de saberlo, que no hay os diga alma
cándida, felicidad más deseada y sueño más real y hermoso que bajo este cielo
con su luna, desafiar al tiempo y al destino, besar tu boca y pedir al mismo
Dios, que esta noche la haga eterna para nosotros dos; que esta noche y cada
instante de ella la declare la última noche de su creación.
Capricho andaluz
Tímida como la adolescencia la tarde de mayo en Al-Andalus se pierde
para siempre por detrás de las almenas, mientras se van arremolinando acuarelas
en el cielo turquesa entre púrpuras, malvas y nubes de oro viejo, prodigio
celeste entre un espejismo y lo eterno.
Aromas de jazmines, canela, tomillos, romeros, madreselvas, rosas y
claveles, a inciensos de sándalo y mirra; aromas de ofrenda en honor al día que
por poniente lento muere.
Los cantarines surtidores junto a los arrayanes desafinan a la física
con cristalinos chorros lanzándolos al vacío; mientras la hiedra en su trepar
busca la verdad en lo más alto, golondrinas curiosas en su rasante vuelo rozan
con sus alas el espejo de la cristalina agua del estanque como queriendo con
sus picos robar los hilos de plata que forman los destellos del sol al
acariciar el agua.
Por fin la oscuridad se hace total, y la noche es libre, tímida cuza una
luna de mayo; las cuerdas de un laúd junto a una guitarra mora tejen dulzones
acordes de notas de sentimientos presos. Detrás de las celosías titilan en
extraña danza las luces de unas lámparas de aceite, entre los cortinajes de
sedas, encajes y granadinas, dos sombras se delatan entre luces y sombras
fieles a la cita del amor, de la pasión.
La voz del muecín desde el alminar convoca a los cuatro vientos al
diario recogimiento de la oración desgranando las primeras aleyas del Corán.
Alá complacido regala a la noche un nuevo manto de estrellas y un cometa
de cola de plata para que los mortales formulen sus deseos; el capricho de amor
se ha cumplido en una tímida tarde como la adolescencia, que lenta, muy
lentamente por horizonte de mayo se ha perdido, bajo el cielo de Al-Ándalus.
Dicen, que sólo Dios lo sabe…
Dicen, que sólo Dios sabe cuándo el alba besará cada nuevo día, y cuándo
el ocaso se ocultará por el mismo sitio por donde viene la noche, sólo Dios lo
sabe…
Dicen, que sólo Dios sabe cuándo mueren las estrellas, y por qué se
acortan los días, sólo Dios lo sabe…
Dicen, que sólo Dios sabe cómo serán las cosechas, y cuándo cambian los
vientos, de la ira de los meteoros, cómo corren las estaciones, sólo Dios los
sabe…
Y sólo Dios sabe cuándo mis ojos se cerrarán para siempre, sólo Dios lo
sabe…
Mayo
Como un requiebro al tiempo, al misterio de una cita con lo bello, así
es mayo.
La luz en su punto, el azul del cielo en su alto, y a lo lejos el
horizonte de ensueño, los verdes por todas partes, y la vida ¡grita! Al
infinito la razón de vivir.
El mar ensaya compases de acordes, mientras en la orilla la fina
cristalina arena como polvo de estrellas se deja mojar por el agua bendita
todita llena de sal.
Y Dios disfrazado de sol manda sus reflejos en miles de destellos, para
que el pintor alucine, el actor comience el acto, y el poeta se embriague de
versos y prosa; y que el hombre y la mujer se miren y se busquen bajo la
complicidad de los deseos bajo el cielo de mayo.
Miniatura nº 2
Todavía no sé por qué intentas que yo te entienda,
que me quieras por la mañana, para ignorarme por la tarde,
y dejarme a mí la oscura noche, solo sin más…
Miniatura nº 3
Anda la noche quebrada entre llantos y lamentos, dicen que la noche
llora cuando uno muere por dentro, y el día la secunda en su quebranto,
amaneciendo vestido de gris riguroso, por manto.
Pues no puede soportar ver a la noche quebrada, estremecidas las
estrellas, con la luna rota, entre lamentos y llantos.
Sucedió por la tarde
La tarde engaña al tiempo en cada ocaso de mayo, peregrinas gaviotas se
pierden con el viento mar adentro, y llega la noche con su encrucijada de
misterios, de sueños, pasiones y deseos.
Se va disipando la luz de ese espacio que media entra el ayer y el
mañana, quedando en el medio, el hoy, y hoy he vivido lo que más deseé ayer, tu
boca, cerquita de la mía; mientras los besos como veleros, varados en la playa
de los labios, sucedió una tarde, y mañana será otro día.
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