CONVERSACIONES CON MI GATO: Qué culpa tiene el viento… por David de Molay
El viento
Qué
culpa tiene el viento que las hojas y las nubes con fuerza mueve, que
enfurecido corre que hasta las palabras igual, que las promesas al olvido se
las lleva, qué culpa tiene el viento, pues la culpa es de quien lo mueve.
Qué
culpa tiene tu boca que apenas besarme quiere, ni tus ojos son culpables por no
mirarme, ni tus brazos, ni tus manos por no abrazarme o no acariciarme, qué
culpa ellos tienen;
eres
tú la culpable pues tú eres la que me abraza, me acaricia, me mira y me besa;
ya ves qué culpa el viento tiene.
Qué
culpa tiene la hora que en el reloj frustrada y solitaria muere, pues la culpa
es de quien a la cita no acude, a la hora señalada.
Qué
culpa la muerte tiene si es la vida la que en sus brazos se queda dormida, ya
ves qué culpa tiene el viento, si la culpa es de quien lo mueve.
Las delicias de tu amor
Es
tu boca de albahaca y los besos de miel; los de caña de azúcar y ambrosía me
los guardo también, a clavito y canela tus sentidos,
de
menta y hierbabuena los suspiros, a lavanda, tomillo y romero cada te quiero, a
mandarina y a lima tus requiebros, gotitas de granadina tus lágrimas,
a moras y frambuesas todos los besos de la mañana, a tamarindo los del mediodía, y dulce de albaricoque las de la tarde, a violetas los de la noche, y en la madrugada a fresas rosas, así son las delicias de tu amor y el delirio de tus labios en mi boca.
Meditación
Cuando
la luz del sol rompa la intimidad del alba y el cielo y la tierra se unan en el
eterno idilio de la mañana, es que Dios estará ahí.
Cuando
el viento recorra con su libertad los cuatro puntos cardinales y mueva las
hojas de los árboles, el sonido de la brisa será la voz de Dios que estará ahí.
Cuando
el agua del mar conquiste, con la complicidad de las olas, y lleven en sus
rizos esperanzas y armonías a nuestra orilla, será la caricia de Dios que
estará ahí.
Cuando
la vespertina luz de la tarde se lleve el día, por el horizonte donde muere el
tiempo, y la noche deje al descubierto la gran obra y el inmenso esplendor del
firmamento, con todas sus estrellas, astros y lucero, serán los guiños de Dios
que estará ahí.
Cuando
en el diario recogimiento del ganado descanso, y el reencuentro con los
recuerdos nos lleven a la soledad de la intimidad, y los sentimientos afloren
en nuestros suspiros, o quizás en forma de lágrimas, y los obstáculos jalonen
nuestro camino, es el momento que nuestro corazón nos invita a la meditación,
para conseguir que la LUZ nos alumbre y guíe un día más, porque a pesar de
todo, Dios está ahí.
Olvidarte
Si
un día tuviera que olvidarte, no me gustaría estar presente, quisiera estar de
espaldas a la evidencia, ni de frente a la razón… si un día tuviera que
olvidarte.
Ese
día que el amanecer se rompiera en millones de pedazos, despistar al día para
que por su periplo pasara de largo por el calendario, que las horas se
volvieran locas, todo eso y mucho más… si un día tuviera que olvidarte.
Que
las estrellas fueran de mentira, que el mar estuviera quieto, que no existiera
ni el viento, que nada fuera nada; no habría razón para que nada existiera… que
hasta Dios se hubiera olvidado de crear ese día, ese día, el día que yo tuviera
que olvidarte.
Por delante de mí…
Por
delante de mí andan todos los sentidos,
mientras
me siguen a paso lento los sueños,
no
sé si despertar, seguir dormido o quedarme quieto.
Sentidos,
sentimientos, deseos, sueños,
todos
forman parte mi extraño universo
y
de ninguno me fío.
Cortos
me quedan los sentidos, cuando brotan
los
sentimientos, más, mucho más me faltan deseos,
para
saber cómo alcanzar los sueños perdidos,
por
eso no sé despertar, seguir dormido
o
quedarme quiero, pues por delante de mí…
Sentimientos
Cuando
los sentidos y sentimientos quedan ingrávidos entre quimeras y de extrañas
metáforas, y no hay palabras capaces de formar oración alguna, para expresar lo
que uno necesita, crece en el interior la desazón de ver, que a veces la vida
parece volverse rara, girando a rumbos extraños, mas la pena se agrava, pues no
tiene sentido alguno saber que como las rosas, los ángeles también mueren…
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