CONVERSACIONES CON MI GATO: Mientras el mundo se mueve…, por David de Molay.


 

Cualquier tarde de octubre



He visto morir la tarde como mueren las reinas, altivas y en silencio, le acompañaban en su duelo dos gaviotas blancas, mensajeras del mar adentro, volando sobre las olas del cielo, y sobre el horizonte, sereno, el ocaso vestido de otoño.

Mientras moría la tarde, mi pena doblaba la adversa esquina de tu recuerdo, entre tanto, mis deseos iniciaban solos el camino hacia la esperanza de un nuevo día.

Salí, a contemplar la tarde y ya no estaba, me dicen que se fue porque le convenció el día, se fue, y no me dijo si iba a volver; yo no la espero, pues es como todas las tardes de mis días…

vienen y se van; como cualquier tarde de octubre.


El correr del tiempo



Qué lejano quedó el último de tus besos, las últimas caricias y miradas, apenas hace unos segundos y todo lejano ya es; cómo corre la vida, qué veloz el tiempo, hace un instante era ahora, y ahora ya se fue, ya no hay ayer, ni siquiera mañana, ninguno existe, ayer porque se fue y mañana está por venir.

Sólo el instante, el momento en que vale, por eso déjame que te bese ya, pues cuando nuestros labios se separen, los besos del pasado ya serán.

Cómo corre el tiempo, cómo se nos va la vida.


En silencio 



La aurora va trepando por las paredes del día,

pues la noche se fue como se van las almas

de los olvidado,

y llega la mañana con las incertidumbres,

en silencio,

igual que llegan las estaciones,

y parten las aves migratorias;

como se ahogan las nostalgias,

en silencio,

como llora la novicia al caer la madrugada,

entre renuncias y tentaciones,

en silencio,

como llega el dolor,

como cuando encuentro

tu adiós entre mis manos,

 como el ajetreo de mis besos

buscando el nido de tus labios,

como cuando grito tu nombre

y tú me respondes…

en silencio.


Fue ayer



¿Sabes?, fue ayer precisamente, ayer, una de esas tardes como si algo fuera a suceder, tras la tormenta el ocaso encendido de rubor, como aquél que pillan desprevenido; y al otro lado un arco iris sobre un fondo de gris pardo, como si estuviera pintado en una pizarra.

¿Sabes?, era una de esas tardes como si Dios quisiera decirme algo.

Era la culminación de un bello día, aunque éste, lluvioso y mojado atardeciera.

Y al instante me recordó una tarde de aquellos días, como los de antes que tú existías y yo… yo, te presentía.


Inmerso en un sueño



Hoy he soñado un bello sueño,

en mi sueño estoy soñando con tu amor,

y es con ese amor tuyo con el que me duermo y soñando

no me olvido que al despertar esta noche he soñado contigo;

acordándome de ese sueño paso el día,

esperando la noche para volver a soñar

de nuevo con ese sueño de amor,

que de nuevo me hará soñar contigo, amor mío.


Mientras el mundo se mueve



Mientras el mundo se mueve y las estaciones encadenan un ciclo tras otro, al otro lado del mundo es invierno, donde fue otoño, más lejos será verano, donde fue primavera.

La vida anda deprisa, y la otra sus pasos seguros no deja, el mar con sus mareas, y los vientos cambiantes en rumbos constantes, aquí llueve, allí sol hace.

El mundo se mueve, gente que ríe de espaldas a los que lloran, y Dios en todas partes, las que el hombre ignora.

El mundo se mueve, mientras sobre él sigue el idilio entre la vida y la otra, disputándose entre las dos a la gran suerte: vivir o morir… mientras el mundo se mueve.


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