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EL ARPA DORMIDA: José Martí y la Niña de Guatemala, por Ancrugon

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  Al presenciar las noticias sobre la muerte de Fidel Castro y su posterior sepelio en el famoso Cementerio de Santa Ifigenia, situado en la ciudad de Santiago de Cuba, junto a la tumba de José Martí, me vino a la memoria una de esas pequeñas y entrañables historias de amor, más propias de la ficción que de la realidad, que tiene como protagonistas a este gran poeta y nacionalista cubano y a una jovencita guatemalteca, María García Granados y Saborio.  José Martí nació en La Habana en el año 1853, en el seno de una familia de origen español (su padre era valenciano y la madre tinerfeña) y, a pesar de los escasos recursos económicos del hogar, cursó estudios secundarios en Cuba, bajo la tutela del poeta Rafael María de Mendive, y universitarios en Madrid y Zaragoza, en cuya Universidad se licenció en Derecho, al ser deportado a España por sus actividades revolucionarias y nacionalistas en la isla. Sin embargo, Martí tenía un gran afecto por España, pero no entendía ni aprobaba la políti

CONVERSACIONES CON MI GATO: Qué culpa tiene el viento… por David de Molay

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  El viento Qué culpa tiene el viento que las hojas y las nubes con fuerza mueve, que enfurecido corre que hasta las palabras igual, que las promesas al olvido se las lleva, qué culpa tiene el viento, pues la culpa es de quien lo mueve. Qué culpa tiene tu boca que apenas besarme quiere, ni tus ojos son culpables por no mirarme, ni tus brazos, ni tus manos por no abrazarme o no acariciarme, qué culpa ellos tienen; eres tú la culpable pues tú eres la que me abraza, me acaricia, me mira y me besa; ya ves qué culpa el viento tiene. Qué culpa tiene la hora que en el reloj frustrada y solitaria muere, pues la culpa es de quien a la cita no acude, a la hora señalada. Qué culpa la muerte tiene si es la vida la que en sus brazos se queda dormida, ya ves qué culpa tiene el viento, si la culpa es de quien lo mueve. Las delicias de tu amor Es tu boca de albahaca y los besos de miel; los de caña de azúcar y ambrosía me los guardo también, a clavito y canela tus sentidos, de menta

AÚN LA IMAGINO CON INTENSO ALBOROZO: El jardín de tu cuerpo, por Ancrugon

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Perderme en el jardín de tu cuerpo,     recorrerlo despacio      hasta hacerlo inolvidable,    desafiar al tiempo    con un hecho perdurable,    agonizar de placer y volverme eterno. Hay lágrimas que contienen universos,  hechas de la sal  de océanos apasionados,  de sangre y tuétanos,  del amor de perros abandonados.  Te busqué en el cielo  y no estabas…  quizá te imaginé ángel  y olvidé que eres humana…  Abre los ojos…  ¿la ves?...  Fíjate bien…  está por todas partes…  sí, por todas partes…  se llama Vida.  Comienza diciembre  y un manto de hojas secas  cubre los pasos perdidos…  Prefiero olvidar…  aunque nunca olvido.  Qué bello es el ocaso  cuando no temes a la noche…  Las heridas  que el odio inflige,  se olvidan;  las del amor,  jamás.  Eres espejo de agua  donde se refleja mi paleta de colores.  Eres blanco pentagrama  compositor de mis eternas canciones.  Eres diccionario  guardián de sonidos y sudores.  Eres silencio y añoranza  de mis mejores noches.